David Bowie, una estrella

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Retrato de David Bowie / Brian Duffy

Hoy nos deja el icono de la música, David Bowie, que con sus 69 años se ha convertido en leyenda. Alguien a quien no le bastó con ser cantante, sino que hizo uso de la estética para formar un personaje de los pies a la cabeza en el escenario. Fue todo un maestro de la puesta en escena. A David no le importaba el dinero, él sólo quería ser una estrella. Y así fue. Siempre el primero en todo, adelantándose a los acontecimientos de su tiempo, adelantado una perfecta revolución. Y es que hizo, sin escrúpulos, del arte auditivo un complemento estético que hoy golpea generación tras generación.
Blackstar ha sido su último disco. Una mezcla de jazz que conserva la esencia de Bowie. Lo curioso es que el disco sale a la venta tres días antes de su muerte, el mismo día que cumple los 69 años. Pero ya no tiene nada que demostrarnos. Bowie ha dejado huella con algunas de las grandes obras maestras del rock de los últimos 40 años. El álbum, esperado por muchos, se abre con Blackstar, una pieza de diez minutos que se encuentra entre lo mejor del álbum, pero que conserva un elemento triste que Bowie ya adelantaba a sus fans, su muerte.

Y es que David Bowie influyó en el Glam Rock, se adelantó al Punk, y fue la virtud del Pop. Pasó a ser el rostro de los derechos sexuales. Influyó en artistas de la altura de Cobain, Mercury, The Cure, Pixies e incluso en el mismísimo Lennon. Yoko Ono, la viuda del Beatle, lo comentaba así en su cuenta oficial de Twitter «John y David se respetaban el uno al otro. Su intelecto y talento estaban bastante a la par. Dado que John y yo teníamos muy pocos amigos, veíamos en David a alguien tan cercano como un familiar».

Nos ha dejado, incluso, ejemplos de vida. Porque para Bowie, equivocarse era necesario. Así lo demostró cuando resurgió de su caída musical tras su época oscura después de grandes éxitos de los setenta como Ziggy Stardust, Aladdin Sane y Diamond dogs. En cambio, inició los ochenta con fuerza, gracias a singles como Ashes to ashes, Under pressure (con Queen) y Let’s dance (los tres, número 1 de ventas en Reino Unido).

La preocupación por contentar a sus fans también era patente, y lo demostraba con grandes montajes en el escenario. Hipnotizado por su ambición dejaba maravillados a sus seguidores. Lección de sabiduría por parte de un gran cantante que ya forma parte de la historia. Rendido a la enfermedad pero sin renunciar a la estética, ejemplo en su último videoclip, con él en una cama solitaria de hospital, despidiéndose de todos nosotros. Diciéndonos a la cara que hay que vivir lo que mejor sepa uno y sin rendirse en tus objetivos. Nunca. Jamás.

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